Llegan momentos cuando no reconoces que un cambio personal es necesario. Usas tu resiliencia y aprendes a tolerar lo que ya no te funciona. Empiezas a pensar que el sufrimiento es parte de tu experiencia personal porque no llegas a sobrepasar tus deficiencias personales, no has logrado el mismo nivel de éxito que otros han logrado, no te sientes capaz de poder creer que eres digno de amor y pertenencia tal y como eres. Te agarras fuertemente de tus creencias limitantes, tus miedos, y hasta las expectativas ajenas pensando que son parte de tu identidad y que no existe alguna manera de dejarlos ir.